Para mí significas muchas cosas.
Eres Londres y Córdoba, Italia y Australia, eres la luz de tu sonrisa, la música que faltaba en un pentagrama vacío.
De alguna manera ...
y desde miles de kilómetros, te las aarreglas para que, como anoche, siga viendo en tí que tienes ese algo especial, incluso en malos momentos, eso que te hace tan única respecto al resto. Miradas, gestos, esa atmósfera que te rodea, por lo que me transmites la paz, las ganas de verte y sobretodo ese calor invisible, el que las ondas de tu pelo provocan en mi cerebro; el de la sonrisita.
A veces soy un poco tonto, no me entero y produzco confusión y hasta sufrimiento innecesario por haber ido más allá que tú, cuando pensaba que eras tú, porque aunque me ponga en el papel de la cordura, de la razón... en el fondo sueño más de lo que digo, quizá incluso más de lo que debo.
Y de repente, mientras escribo esto me sorprende un "toc toc" y la confesión de tus deseos, el suplicio de no estar allí y ahora para ello, el ansia por una noche sobre arena y bajo las estrellas. Mejor diré: Io non voglio...
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