¿Quien sabe lo que pasará mañana? Quizá algo sospeches, porque creo que me haces fallar en lo elemental o por tu estado racional,.. Quizá no (creo que no) por tu estado racional también, por la distancia, por el tiempo, por el frío o tu rutina alejada... Lo qué sí sé de seguro es que en la vida hay que apostar alto, con lo que tengas a tu alcance, para conseguir lo que realmente te importa; porque en las pequeñas cosas de la vida es donde uno encuentra el sentido, porque no hay nada imposible, solo puede ser improbable, pero qué es la probabilidad sino un invento sin sentido para desanimar espíritus volubles o resignados.
Yo no lo soy. Y con lo que soy, ya no me dejaría serlo a mí mismo.
Puede haber una, dos, tres, o habrá más quizá, pero ¿por qué ninguna me deja sin palabras cuando estoy delante? ¿por qué no me ponen en ese estado en el que no me reconocía a mí mismo? Está claro que de normalica... no tienes nada. Horas de vivencias completadas con conversaciones en distancias acortadas, ese perfume que no podré olvidar, esos aros, esa sonrisa, esa feminidad, esa forma de hablar que tiendo a recordar sin querer,...
Nadie vive de recuerdos y lo que soy ya lo sabemos, pero cuando el cerebro te dice una cosa y la contraria al mismo tiempo en mi caso gana la que me produce más agitación y entusiasmo, aquella que está en la parte del cerebro en la que se aloja el alma, el impulso. Gana la que me supone un reto, la que sé que me hará sentir mejor, puesto que sin pensar las cosas más de tres segundos... la vida me ha ido mucho mejor, porque así no me arrepiento de nada.
Y todo esto porque te miré casi sin querer una noche en la que estaba escrito que debía hacerlo...
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