Clases de vuelo

Desde que nacemos hasta que morimos, aprendemos. Las cosas cambian a nuestro alrededor y debemos cambiar con ellas, adaptarnos, dar lo mejor de nosotros mismos y aprender a valérnoslas por nuestros propios medios.

En mitad de la tempestad, las cosas suelen cambiar más, más deprisa y de manera más drástica; por lo tanto nuestros propios cambios para conseguir una exitosa adaptación deben ser también más rápidos y más drásticos que en otras circunstancias.

Dentro de mi grupo de amigos está pasando (lo estás viendo, como dirían en CNN+ R.I.P.). En los últimos meses hemos cambiado mucho como grupo, hasta el punto de que casi parece peligrar la integridad del mismo. Hemos dejado de coincidir, nos vemos menos, algunos no están,... Y ese es el punto del que quiero hablar, los que no están cerca.

Alguna ya se fue, pero hoy, ahora, a estas horas hay dos de ellos volando hacia Londres, dentro de unos minutos estarán probablemente aterrizando en Gatwick. Se van porque como hablé con él: "aquí no hacemos nada". Es la pura verdad, sin trabajo, con los estudios "terminados" y sin horizonte ni objetivo visible, jóvenes y sin experiencia, lo mejor que pueden hacer es irse.

En estas circunstancias, uno no solo se va a aprender un idioma, se va a aprender a volar, a tomar clases de vuelo. No solo aprenderán inglés, también vivirán juntos, conocerán gente, tendrán nuevas experiencias, superarán problemas, tendrán momentos inolvidables. Siento un poco de envidia, me gustaría hacer lo mismo, en realidad lo planeo y aunque me vea solo lo haré porque quiero, porque siento que lo necesito y porque creo que el camino de mi vida pasa necesariamente por ahí.

Por ahora se tienen el uno al otro y con eso, tienen el 85%. Una historia más entre tantas que existen de este tipo en estos días, pero esta es una de las que me toca de cerca.

Mucha suerte y que os vaya muy bien, ya me iréis contando.