Un sueño extraño

Ya sabéis que suelo escribir mis sueños cuando son muy nítidos y un poco raritos. Yo creo que deben tener una explicación, porque esa claridad como de un mundo paralelo es como poco inquietante. Es como otra dimensión a la que accedemos en el momento en que nuestro cerebro entra en ese estado de desconexión total con el mundo.

Hoy cuando me he despertado he recordado este sueño de manera especial:

Estaba yo andando con mi amigo Jorge por el campo, era medio día (por la posición del sol supongo que era esa hora, al menos medio día solar). Íbamos por una especie de barranco de varios metros de profundidad con las paredes escarpadas, pero no excesivamente.

En nuestro avance encontrábamos un lugar de menor pendiente por el que podíamos ascender desde el fondo del barranco. El material del terreno era negro, como volcánico, totalmente yermo, sin plantas. Todo muy suelto de modo que podías escurrirte al andar. Era un terreno pizarroso, con pequeñas lajas, pero de pizarras muy negras.

Una vez arriba, fuera ya del barranco vimos un árbol. Era un poco extraño, un arbol parecido a esos que hay en la sabana, un árbol no muy grande pero recio y que se veía que podía aguantar en un terreno tan desértico sin apenas agua. Pensándolo... parecía una sabina.

Al mirar al suelo observé las raíces del árbol. A pesar de estar a unos 50 metros o más, las raíces llegaban hasta donde nosotros estábamos y se alargaban por esa especie de loma que habíamos subido, pero siempre aparecían por encima de la tierra con su aspecto leñoso y blanquecino, como una especie de venas de la tierra organizadas en una red un poco enmarañada y que tenían su origen en el árbol.

Ni mi amigo ni yo hablamos ni una sola palabra, pero parecía que nos comunicábamos, íbamos juntos todo el tiempo y hacíamos lo que había que hacer, pero sin mirarnos, sin hablarnos, como conectados mentalmente. Yo sentía esa comunicación.

Al borde del barranco por su parte más escarpada vimos a una señora mayor, alguien conocido, una persona que vive cerca de mi casa, uraña y bastante anciana ya. Nos acercamos deprisa. Yo la cogía y la apartaba de la zona de mayor peligro para evitar su caída. Estaba agarrada a una pequeña planta, una esparraguera, de esas que pinchan cuando las tocas. Otra planta que crece en condiciones semi-áridas...