Y el día 9 a las ocho de la tarde te fuiste...
En cierto modo nos preparaste a todos durante casi tres meses diría yo, pero nunca se puede estar listo para estas cosas.
¿Con qué me quedo? Con lo del post anterior y con una cosa, el cómo te acompañamos hasta la última décima de segundo y con tu despedida desde la cama cuando aún me veías unos días antes de tu marcha.
Para alguien como yo, que sí que cree en que hay algo más, solo me queda esperar hasta que nos volvamos a ver.
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